jueves, 31 de julio de 2014

Las tres leyes del (buen) viajero



Primera ley: la frustración en la experiencia del viaje es directa e inversamente (las dos cosas a la vez) proporcional a la distancia que existe entre la imagen previa que tiene el viajero en la cabeza del lugar y las gentes que va a visitar y la realidad de los mismos.

Segunda ley: cuanto menos consciente sea el viajero de la imagen preconcebida del lugar y las gentes que va a visitar mayor será la frustración que se produzca al contacto con la realidad pura y dura que le espera y con la que se las va a tener que ver.

Tercera ley: si la realidad con la que el viajero se encuentra se aprehende tal cual en lugar de utilizarse como punto de partida desde el que (re)construir la imagen preconcebida que se traía "de serie", la frustración crecerá exponencialmente hasta lo insoportable. Porque como todo el mundo sabe no hay ficción que pueda competir con la realidad.

1 comentario:

  1. La poesía y la paradoja amplían las puertas de la percepción hasta donde nunca llegarán las ciencias con sus leyes de causa efecto.

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