sábado, 6 de julio de 2013

Todo empieza con un papel

 

El viaje y sus materiales. La concreción de una diversidad material casi infinita que lo construye paso a paso. Mi viaje empieza con un papel, con este papel que pueden observar en la foto.



Se trata de la carta de aceptación que me envía la Beijing Normal University a mi solicitud para realizar el curso de verano B de enseñanza de chino. LLeva un número de referencia, el 201354090038. Ese soy yo. Mi matrícula. El número a través del cual se me va a identificar.
 
La Beijing, la 北师大 (BEI SHI DA) como es conocida popularmente allí, es una de las más prestigiosas universidades chinas en la enseñanza del idioma. La prueba es que una buena parte de los profesores de chino del mundo se forman en su aulas. Editan excelentes materiales y disponen de una metodología de aprendizaje del idioma puntera. El término "Normal" hace referencia a su especialidad en formar a profesores y educadores. Por lo tanto teóricamente van a formarme -aunque a mi nivel de principiante claro, de recién llegado a la enormidad del idioma- como si potencialmente, algún dia, fuera a dar clase. Lo cual es muy importante, no porque me lo plantee como opcion profesional, sino por la solidez en los fundamentos del aprendizaje. Entrar con buen pie. Porque aprender un idioma es como iniciar una relación personal. Los inicios son determinantes. Un paso en falso puedeconllevar un final anticipado, malograr lo que pudo ser.

El chino es una carrera de obstáculos sin precedentes en la vida del que la inicia, en la que toda buena ayuda es poca, a lo largo de los muchos años de estudio que exige su preparación. En ese sentido el chino es un idioma que te ahorma a él, que impone sus tiempos y sus plazos no los tuyos, que te exige una tenacidad, una perseverancia, una paciencia y una memoria que no tenías antes de  que comenzaras a aprenderlo, que te lo dá él. Y esto es lo que lo hace distinto de otros idiomas que puedas aprender en los que tu capacidad es la misma antes, durante y después del aprendizaje. En el caso del chino el propio proceso es que te lleva a acrecentarlas, a aumentarlas a manera de regalo extra derivado de su práctica.

Pero hay que saber apreciar ese regalo. Porque la concepción occidental del aprendizaje de un idioma nos dice que éste se ordena en una serie de años y que consiste en dominar una serie de técnicas relacionadas con la pronunicación, la construcción gramaticas, el vocabulario etc... Si la aplicas al aprendizaje del chino, estás perdido.Porque hablamos de otra liga. Un idioma que nunca vas a poder dominar porque ni sus propios naturales lo consiguen, multiplicado en inifnitos dialectos, que exige que intervengas lo mejor de ti, que hace que te pongas a prueba por tratarse de algo que va más alla del control de una determinada técnica. Y porque en determinados momentos el aprendizaje del idioma parece pasar a un segundo plano para ocupar el primero valores clave de esa cultura que son el medio del que surge finalmente el idioma: la tenacidad, la paciencia, la espera, el sosiego, el silencio, la coordinacion del movimiento y el cerebro, la imaginación, la lógica, el profundo sentido de respeto hacia la naturaleza en la que se inspira, la sencillez en el modo de dirigirse a los demás, el sentido colectivo, la memoria, la capacidad de adaptarse a lo imposible. Hasta el punto de ser el primer baluarte de una identidad. Hasta el punto de si pudiésemos "exprimir" cualquiera de las palabras que lo conforman, el jugo que obtendríamos sería China entera.





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